31/12/07

Relato I - Fragmento alguno

By LVI.
En la imagen: Mei, mi luz.



-Dinos la verdad…
-No saldrá de aquí, no te preocupes.
-¿Qué cosa?
-Dale, deja de hacerte el loco…
-Déjenlo tranquilo. Lo que se ve, no se pregunta.
-Bueno… aparte es demasiado obvio.
-¿Me pueden decir de qué están hablando?
-De ti…
-Y de Karen.
-¡¿Qué?!
-Ya, no disimules.
-Están equivocados…-intentó argumentar.
-¡Típico! -Comentó Javier, consiguiendo carcajadas de todos los presentes.
-No sé por qué piensan esas cosas. Ella está casada.
-¿Y?
-Y… nunca trataría de meterme en algo así.
-Uno nunca sabe
-Ya sé. Pero tengo ética…
-¡El amor es ignorante y egoísta! No sabe más que de él mismo
-Yo no soy el amor.
-Marcos… no te estamos juzgando. Sólo queremos que lo admitas.
-No puedo admitir algo que no existe.
-Y dale… mira, somos tus amigos.
-¡Y los amigos se cuentan las cosas!
-Pues yo les voy a contar que Karen es una mujer casada y hay que respetar.
-Por favor…
-¿Ni siquiera dirás que te gusta?
-Ella es preciosa.
-¡Bingo!
-Eso lo puede decir cualquiera…
-Mejor me voy, antes que la discusión tome otro color…
-¡Pero no!
-¿Qué quieren que les diga para que estén felices?
-La verdad.
-¿La verdad?… difícil tema.
-Dale, desde el principio te hemos pedido que nos hables con la verdad.
-No creo que estén listos para la verdad.

No tenía salida. Hubo un silencio prolongado y Marcos, resignado, continuó.

-Está bien. ¿Qué puedo decirles que no sepan? Soy un hombre. Uno muy condenadamente humano. Y ella, una mujer. Una princesa inalcanzable. Y yo, como hombre y humano, es cierto; siento una horrenda atracción por ella. Pero ¡cuidado!, no cualquier atracción. La mía es muy sutil… quizás una especie rara que jamás vuelva a sentir. Una especie a la que no le basta un orgasmo masculino. Posiblemente esa especie ridícula que prefiere regalar flores, llenar de detalles su vida, ser un payaso, un esclavo, ¡qué sé yo!

-Creo que no debimos insistir…-bromeó Javier

-Es el Romeo del nuevo milenio. –comentó una de las mujeres a otra

-Claro que me gusta. Pero ¡sorpresa! la princesa ya ha encontrado a su príncipe. Y este ordinario mortal, deberá sentirse afortunado, solamente, al verla de lejos.
-Maldita sea, Marcos…
-¿Ahora qué?, digan lo que les dé la gana, pero por favor, no me hagan saber que hubiesen preferido quedarse con la curiosidad. Ya les dije todo y espero contar con su discreción. No es broma…
-¡¿Por qué carajo no la viste primero?!
-Javier, esto no es una novela… -dijo Sandra, la más joven
-¿Me van a regañar?; es lo que me faltaba. ¡Gracias! Pero se me había olvidado comentarles que es suficiente con mi propia tortura. Sé que siempre la cago. Soy humano y pecador, lo siento.
-¿Y qué hay de ella? –preguntó otro amigo
-¿Cómo que qué hay de ella?
-¿Ella lo sabe?, ¿le gustas? –intervino Javier, otra vez.
-Ojalá tuviera el poder para contestar esas dos preguntas afirmativamente.
-¡Claro que le gustas! Pero qué idiota… -exclamó Sandra, ingenua.
-Mira, yo no puedo hacer nada. No sé a quién se le ocurrió escribir esta historia y no sé en qué irá a parar.
-No me cae bien su marido… -agregó Patty
-No es la cuestión. Está casada y punto. –dijo aquel amigo.
-Me voy, muchachos…
-¿Y ahora, qué pasó? –preguntó Javier
-No estoy bien. No sé si fue correcto decirles todo esto. Creo que lo tomaron muy a la ligera…
-Hermano, usted sabe que nos tiene a nosotros y que puede contar con nuestro silencio. Son cosas de amigos. Así hablamos… -dijo su amigo Eric, el más consciente.
-Ya, ya… no te hagas líos. Hasta mañana. –se despidió, saliendo rápido del lugar.
-Marcos, te estás haciendo daño... –dijo Eric, quien lo había seguido.
-¿Y qué?, ¿a quién le importa? ¿Acaso no sabe Javier que se está jodiendo la vida porque bebe y fuma todos los días como un degenerado?
-No es lo mismo, hombre… -insistió
-Claro que no es lo mismo. Yo tendré hígado las próximas décadas…
-Sólo piénsalo. –dijo dándole ligeras palmadas en un hombro, a modo de despedida y apoyo.


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PD. Creo que será una de las pocas cosas que consigo terminar (aunque a duras penas). Este es un fragmento extra. Regalo de fin de año o algo así... no sabía si agregarlo, pero todas las partes son un desastre. Esto no es importante en la historia, pero siempre hay simplezas... y aquí está.

Espero estén bien. ¡Salud!

29/12/07

Relato I - Fragmento perdido

By LVI



-¿Pasa algo?

-Es lo que quiero que me digas
-… No entiendo.
-Andan diciendo que te pasa algo conmigo…
-¿Quiénes?
-Tú sabes quiénes.
-Pero ¿qué es lo que andan diciendo?
-Dímelo tú.
-¿Qué quieres que te diga?
-Están diciendo que te gusto. Y esta vez no es una broma de Rondón...
-Creo que no se trata de eso…
-¿Ah, no?
-No se trata de lo que digan.
-¿Y entonces?, ¡¿me quieres explicar?!
-Creo que si necesitas saber ese tipo de cosas, no debería tratarse acerca de lo que estén diciendo, sino de lo que tú percibas.
-Por favor, deja tus rompecabezas textuales para otra ocasión…
-No sé qué decir…
-Sólo dime si es verdad o no.
-¿Por qué tanta curiosidad?. En el caso hipotético de que yo gustara de ti, ¿querrías saberlo?
-…
-¿Ves?
-Ya no sé…
-Mejor nos vamos…
-¡¿Qué?! –exclamó con sorpresa
-Mira… déjalo así. Es mejor… créeme. Pero si muy en el fondo de ti, en algún remoto rincón de tu ser, tu alma, o como quieras llamarlo, sientes algo… entonces deberíamos tener una conversación. Sólo te digo eso, sino… sólo olvídalo.


"Ana, quizás me marche y no vuelva,
quizás me muera y no tengas
que maldecirme jamás."


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PD. Este fragmento nació gracias a un descuido. De ahí, su nombre.
Espero puedan cuadrarlo en el punto de la historia al que pertenece.


25/12/07

Relato I - Fragmento noveno

By LVI


Había pedido autorización al jefe para salir del trabajo con ella tres horas antes, prometiendo que lo compensaría su día libre con seis horas, pagando por ambos. Y Camacho, el jefe, no vaciló mucho en cederle ese permiso. Era uno de los más eficientes y responsables de la oficina, aunque tenía la reputación de llegar retrasado la mayoría de las veces. Pero al jefe no le importaba, mientras el trabajo estuviese bien hecho.

Se acercaba la mitad del año y pronto tendrían sus dos semanas de vacaciones, pero obviamente no iba a poder verla. ¿Qué pretextos inventaría?. Esos últimos días se encontraban exahustos y habían concordado en que no les provocaba asistir al trabajo (mentira por parte de él). Entonces, sin mucho esfuerzo, logró convencerla de salir un día tres horas antes de lo normal y pasear por la ciudad.

-¡¿Qué vamos a hacer en tres horas?! Yo tengo que ir a mi casa después del trabajo, ¿sabías?
-Te sorprendería lo que se puede hacer en tres horas.
-¿Estás consciente de que no podemos exceder ese tiempo? –preguntó ella esquivando su insinuación.
-Totalmente –respondió con la mirada fija

Claro que sabía que debía regresar a la hora de siempre. Sabía perfectamente que alguien la esperaba. Aunque sería mágicamente perfecto no saberlo… y más mágico y perfecto todavía; que no fuese verdad.

-Bueno… cualquier cosa será culpa tuya. –dijo ella escondiendo una sonrisa, dando media vuelta y regresando a su oficina.
-"Usted es la culpable de todas mis angustias y todos mis quebrantos" –musitó con melodía cuando estuvo seguro de tenerla lo bastante lejos.

Por fin salieron del edificio y tomaron un bus con ruta desconocida.

-Nunca había hecho esto… -confesó ella, mirando el suelo.
-De eso se trata –respondió observándola.
-¡¿Me puedes explicar?! –interrogó con su tono característico, volteando a verlo.
-Cuando regresemos, debes decirme si comprendiste. Sino, volveremos a intentarlo. Y si aún con un segundo intento de tres horas o dos, no comprendes, inventaré otra excusa para salir otro día mucho antes y pagaré, ciertamente, con mi despido o, si Camacho tiene algo de piedad, me costará los próximos días libres del resto de mi estadía en la oficina.
-¡¿Qué estás diciendo?! –dijo ella entre risas
-Porque, por supuesto, siempre pagaré las horas que ambos faltemos.
-¡No! No podemos faltar más. Estás loco…-dijo aún riendo

-¿A dónde vamos? –preguntó luego de minutos de silencio y él rió
-Estaba esperando que lo preguntaras. Eres un poco predecible…
-Predecible, no. Me parece que debo tener mi toque de locura también por no habértelo preguntado antes… -dijo desviando la mirada.
-¿Por qué no lo hiciste? –preguntó enseriándose.
-¿Por qué más, tonto?
-Te juro que no sé…
-Te lo diré cuando comprenda por qué estamos haciendo todo esto.

Los dos rieron. Apareció el crepúsculo y descendieron en una zona alejada del centro de la ciudad. Caminaron algunas calles bebiendo cerveza y subieron a un pequeño mirador.

-¿Cómo se llama esto?
-Creo que los borrachos destrozaron el letrero… pero no es importante.
-La vista es espectacular… No sé por qué no había venido…
-Nadie sabe. Y nadie viene… -dijo él mirando el mar.
-Está como escondido, ¿no crees?
-No creo que sea eso. Pero aquí, y en todas partes, la gente está demasiado ocupada como para tomarse un respiro. ¿No crees tú?
-Empezando por mí, ¿cierto? –interrogó reflexiva
-No hablaba de ti, pero es verdad… -respondió riendo suavemente.

Se quedaron ahí sentados, inventando temas de conversación mientras terminaban sus cervezas… mientras el sol decidía si ocultarse o hacerles eternos aquellos minutos.

14/12/07

Relato I - Fragmento octavo

Mano, imagen y edición asquerosa, by LVI.
Juró haber querido salvarla.

Él hablaba por su celular con un cliente algún asunto importante. Ellos y sus compañeros, reunidos fuera del edificio conversaban de cualquier cosa con intenciones de hacer lo mismo de todos los viernes.

-Hoy no podré acompañarlos.
-¿Algo que hacer? –preguntó él sin verla, pateando una piedra. Sospechando lo que venía a continuación.
-Cenaré con Miguel Ángel.
-¡Eso! Se puso pilas el hombre… -comentó alguna amiga

Ese nombre de nuevo, clavándole perdigones en la espalda. Porque hasta en eso le ganaba. Tenía un nombre famoso, importante.
Lo conocía y le había parecido un total imbécil, lo pensó de manera objetiva; fuera de la rabia natural que debería tenerle, pero aparte de todo, era un hombre de poder. Él, en cambio, era sólo un hombre.

-Ah… -fue lo único que él atinó a decir.
-Sí… -agregó ella con esa cara de “no quiero, pero debo”. Y lo miró como rogándole que hiciera algo. Que inventara alguna locura a la cual ella se negaría.

-Bueno… -dijo él, olvidándose de su conversación telefónica.
-“¿Me escucha?”-sonó del otro lado de la línea.
-Sí, lo escucho… entonces, la cita sería para…
-Nos vemos… -dijo ella, despidiéndose de todos.
-Nos vemos. –repitió él, vulnerable. Derrotado.

A los demás no les afectó en lo más mínimo lo sucedido. Pero él estaba muriendo. El comején que vivía en sus entrañas había resucitado y se lo estaba devorando por dentro. Quiso salvarla. Quiso hacer ese intento y lanzarle una soga para sacarla de las garras de su esposo, aunque finalmente fallara, como siempre.
Colgó el teléfono y se dedicó a oír las conversaciones de nada que entablaban sus colegas.

-Muchachos, me voy a mi casa.
-¡¿Qué pasó?! –preguntó animado el fanfarrón de la banda.
-Estoy cansado…
-Yo conozco ese cansancio…-insinuó una segunda mujer
-Dale, hermano… ¡vamos! Tienes que relajarte… -insistió aquel compañero
-No, en serio, estoy muerto. No miento.
-¿Por qué siempre tan desanimado? –preguntó la más joven
-Mejor discutimos eso otro día. Prometo revelarte todo –bromeó.
-Bueno, ¿qué se hace? Cuídate… -se despidió uno de los nuevos que se integraba al equipo
-Chau, Marcos –dijo una de las mujeres.

Finalizado todo el protocolo informal, regresó caminando a su apartamento, acabando con la caja de cigarros.
Era una manera más de metaforizar su dolor. Aunque no sabía exactamente qué significaba eso… o si realmente debía llamarse así lo que sea que estuviese haciendo.


Relato I - Fragmento séptimo

By LVI

Y quiso salvarla.

Una vez más le había hablado de su esposo con cara de gorrión degollado. Semejante, también, a cuando un niño rechaza los vegetales pero se los come por complacer a su madre (o tal vez para ganarse permiso para salir a jugar).

Todos los viernes, al salir de la oficina, se iban con otros colegas a un bar cercano a beber y recordar sus mejores épocas.
Ella siempre decía que ya había vivido lo que tenía que vivir. Él pensaba que seguramente, como muchos, se había apresurado en su adolescencia tomando muy en serio lo de “Carpe diem”. Pero no estaba de acuerdo con que dijera que ya había vivido y probado todo.

Una de esas tantas veces que repitió aquello, él se había propuesto un objetivo un tanto difícil, pero muy atractivo.

-Ya pasé esa etapa. –comentó ella acerca de algún tema.
-¿Alguna vez amaneciste en una playa solitaria escribiendo mensajes tontos en la arena y bebiendo vino barato? –se atrevió a preguntarle con varias cervezas encima.
-… No. –respondió ella con gesto incrédulo.
-¿Alguna vez, luego de haber hecho cualquier tipo de locura, fuiste en contra de tus sentimientos?
-Siempre he sido constante…Voy por lo que quiero.
-Ya…
-¿Ya te emborrachaste?
-No. Me refiero a que…
-¡Está borracho! –gritó el más ebrio del grupo
-No importa… -le dijo él al oído, bebiendo su último trago y levantándose de su asiento.
-¿Te vas? –preguntó ella discretamente, haciendo ademán de levantarse.
-No me siento bien. Nos vemos mañana. –dijo alejándose
-¿Dije algo malo? –volvió a preguntar, esta vez alcanzándolo y tomándolo por un brazo.


Él sólo sonrió, se acercó para darle un beso de despedida al aire, rozando su mejilla y salió del bar.
Encendió un cigarro y miró al cielo, aún sonriente. Fue cuando se planteó aquella meta. Sin importar el costo, arrancaría de su vocabulario esa frase tan detestada... La haría darse cuenta de que nunca se vive lo suficiente.


10/12/07

"Un break"


"El amor es un misterio. Todo en él son fenómenos
a cual más inéxplicable; todo en él es ilógico,
todo en él es vaguedad y absurdo. "
Gustavo Adolfo Bécquer
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8/12/07

Relato I - Fragmento sexto


-¿Te imaginas un corazón con puertas?
-¿Qué?
-Eso... Un corazón con puertas, ¿sabes?
-¿De qué me estás hablando?
-De las metáforas históricas y ridículas.
-Mmm…
-… Debo recordar no hacer este tipo de bromas.
-Dices unas cosas…
-Yo sé.
-Claro…
-Perdón.
-¡Loco!
-Por ti. –susurró
-¿Dijiste algo?
-Sí.

Ella lo había escuchado. Siempre lo hacía. Incluso cuando él hablaba demasiado bajo y ella fingía no entender, sólo para acercarse a su rostro, sentir su aliento cálido, salado, casero y quedarse con la sensación de su compañía durante lo que quedaba de día. Así finalizó una de las conversaciones del café a media mañana.
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PD. Comprendan. No tengo Internet. Llevo 8 partes... hoy publico esta y la anterior, para compensar los días que no me conecté.
Las otras entregas son más largas... el doble, más o menos. Pero he decidido no extenderlo demasiado y encerrarlo en 10 fragmentos.

Relato I - Fragmento quinto

By LVI


[Renuncia: La siguiente frase pertenece a Ismael Serrano.]


“Ana, te veo y me declaro culpable de desear
tu presencia, más que desear la paz…”



Un timbre cursi en su celular provocó que se despertara a medias. Pero vio el nombre de ella en la pantalla y se sentó en la cama enseguida.

-…Mhhmm…-musitó él a modo de broma.
-¿Eres tú?
-¿Karen?
-Sí.
-¿Qué pasó?
-¿Te desperté?, mierda, te desperté… no puedo dormir. Discúlpame.
-Ya, en serio. ¿Qué pasó? –dijo luego de susurrar una carcajada.
-Tendremos esa conversación. –señaló ella colgando el teléfono.

Esa última frase reemplazaba todo el discurso trillado que siempre quiso escuchar de su boca. Esa boca de uva. ¿Por qué no?. A él no le gustaban las fresas. Y prefirió comparar su boca con las uvas. Su color era indefinido e inusual, pero igualmente bonito y exótico.
Sumado a que desde su infancia le encantaban. Disfrutaba escondiendo las semillas en su boca, para luego soplarlas o dispararlas simulando un arma de fuego. Siempre fue diferente.

No pudo dormir lo que restaba de esa madrugada. La ansiedad lo llevó a dar vueltas por todo su apartamento. Esperando solo, para no variar. Como el cursor del programa computarizado que titila insistente mientras al vago le llega la inspiración.

Tuvo que ducharse más temprano de lo usual. Una ducha larga, tortuosa, pero finalmente placentera. Después, se relajó en su sofá y la soñó, antes que el sol despertara.


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PD. Sigo sin un final. Se aceptan sugerencias o cualquier petición para incluir en la historia. Total, no es de nadie y es de todos :)

5/12/07

Relato I - Fragmento cuarto

Spray by los 20.000 bolos de la Lega.
Hecho por LVI. Incluso la foto.
Frase de Ricardo Arjona.

Ojalá X. Ojalá N; era lo único que se repetía mentalmente desde aquel primer insano momento. Hasta llegó a plantearse la posibilidad de que su encuentro con ella en este mundo había sido un error. Seguramente un error de tipeo de su creador.

-Vamos, que si nos hizo a su imagen y semejanza, debió haberla cagado bastante –pensó él en voz alta, quien conociendo su suerte, no pensó en poderse escapar de esas embarradas.

Era un perdedor de los buenos. No sólo no ganaba, sino que siempre le iba mal. “Y todo por su mentalidad”, decía un amigo suyo. Esa mentalidad de creer que nunca le iría bien y que en todo fracasaría. Que no se atrevía a tener fe en su capacidad para lograr cualquier cosa.

Pero hasta en eso había evolucionado. Se dio el lujo de soñar despierto con ella. Imaginaba cosas triviales, como llevarla al cine, conversar a solas en un banco inexistente. Y lo soñaba con tal deseo, que esas pequeñeces, como las llamaba, habían comenzado a cumplirse. Todo sucedía casi exactamente como lo había imaginado.
Sin embargo, sabiendo que sólo somos libres mientras soñamos, se prohibía tener fantasías más profundas con ella… quizá la respetaba demasiado. Quizá seguía siendo un perdedor en ese aspecto.

Lo cierto es que su absurda bondad lo obligaba a limitarse a un saludo un tanto frío, conversaciones estrictamente necesarias, algún tonto chiste y despedidas veloces.
No era para menos. Ella estaba casada. Infelizmente casada.

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PD. No tendré más Internet en casa.
Obliga a vomitar la inspiración.
Ni siquiera me ha importado si comentan o no. Aunque en el fondo sí... xD
Pero seguiré publicando en cybers... ¬¬ ¿qué más?


4/12/07

Relato I - Fragmento tercero

By LVI


Era cierto. Estaba rebasando el punto límite donde se comienza a depender de la presencia de la otra persona y sentía la ausencia en carne viva. Como esa sensación al salir de casa, cuando pensamos haber dejado algo que debimos traer. Era muy similar. Sólo que su ausencia se transformaba, a ratos, en carencia de oxígeno.
Sospechaba enloquecer, pero la objetividad no es algo que predomine, precisamente cuando la persona está enamorada.

-¿Ya no quieres estar casada? –preguntó una amiga en común y ella, cabizbaja, negó con la cabeza. Él no se volteó a verla, pero su expresión se reflejó vagamente en el vidrio del monitor frente al cual los tres estaban sentados.

Lo había recordado. Esa primera vez… Ese casi insignificante gesto que encendió la chispa de su locura. Lo prohibido. Ese paraíso intocable expuesto en el mostrador del almacén de las cosas sin precio.

Y, lanzando aquel cigarrillo hacia dimensiones desconocidas, aún encendido y con un centímetro de nicotina, siguió caminando.
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PD. No tengo Internet.
Wiiii... :)

3/12/07

Relato I - Fragmento segundo


Letra y foto By LVI
Escrito de Jaime Sabines



Ya estaba acostumbrado a sus formas. A su cuerpo. Bastó sólo un abrazo para memorizarlo y era posible que debiera vivir unas cuantas vidas terrestres para olvidarlo.

Sus respiros tenían sentido y su andar; un destino. Siempre supo que todo sería una fantasía inverosímil, más no le costó ilusionarse. Al fin y al cabo, sería lindo, mientras durara.
A ratos se convencía de que todo sería posible. Fue optimista, como jamás había sido y se clavó una esperanza en alguna parte. Una mínima partícula de luz que lo hacía moverse y soportar la espera.

Espera.

Pero ¿cuál espera?. Era suficiente recrear su imagen cada instante en que no estaba. Y si estaba, le nacían alas en los pies y todo el tiempo estaba en las alturas.

Se atrevió a confesar que se había enamorado.
Error.
¿Por qué tuvo que darse cuenta de que era su monigote? O peor aún; ¿por qué tuvo que percatarse de que le gustaba ser su monigote?
Ya no importaba. Se había convertido en su vicio. No. No era su vicio ser un monigote. Se había vuelto adicto a su risa. O más bien a lo que provocaba aquella risa en él.


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PD. No pensé que continuaría esto tan rápido.
Los resultados de las elecciones fueron inesperados. Hay que creer.
No me quedé sin Internet. Simplemente mis contactos se fueron a celebrar y me quedé sola... y sin poder beber.
No, no es divertido. Odio el coconís.

1/12/07

Relato I


By LVI



Su vida se había ido por una alcantarilla. Así de simple. Como se va la carta cualquiera que nos desagradó y lanzamos a la calle para contaminar el mundo, mientras las corrientes de agua sucia la arrastran hacia su supuesto fin.

Sólo él y tal vez Dios, sabían cómo se sentía.

Un viernes al mediodía, decidió salir de su rutina de muerto viviente y resolvió caminar por calles poco transitadas. En aquel lugar donde vivía, esas calles, increíblemente, eran las más largas y kilométricas. Pero probablemente eran lo suficientemente interminables como para quedar huérfano de penas.

Sacó de algún bolsillo una caja vieja de cigarrillos y mientras el viento se lo permitía, encendió uno de los tres que le quedaban.
Inhaló fuerte e intensamente, con los ojos cerrados. “Como la última vez que intenté succionar su alma”, dijo para sí. Y aún sin abrir los ojos, exhaló una excesiva cantidad de humo, al tiempo que aparecía en su memoria la escena antes mencionada. Del día en que se atrevió a robarle un beso. Beso que ella correspondió, como quien no quiere la cosa.

¿Por qué buscamos factores que nos desgarren la vida cada vez que estamos deprimidos?

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PD. Tampoco sé qué es esto. Sólo comencé a escribirlo esta tarde, debido a Internet y sus fallas (y a una resaca maldita que todavía está presente). Intento llevar a cabo una idea que está bailando en mi mente desde hace días, y que aún no sé cómo terminará... o si lo hará.
Pero lo publico aquí, para sentirme de alguna manera, comprometida a finalizarlo.
Ojalá me cuenten qué les parece...
Tal vez de eso dependa la continuación. O de las elecciones.
Pronto lo sabremos. Espero...