6/11/07

Gajes del oficio


By LVI.
Lo que están acostumbrados a ver.

Hola, gente... en esta ocasión me provocó aclarar algunas cosas y soltar un poco de información esencial acerca de mí.

A los que me conocen poco, les contaré... Desde que creo tener uso de razón, he lidiado con preguntas y frases odiosas. Siempre las mismas. Diferentes personas, distintas situaciones... pero todas apuntando a una sola cosa. "Un problema", dice mi madre. "Un chiste", según una psicóloga que me vio cuando tenía 12 años. Y simplemente, mi manera de ser... No hablar.

Algunas de esas frases, son las siguientes:
  • ¿Por qué no hablas?
  • Me tienes maread@…
  • ¡Me preocupas!
  • Di algo…
  • ¡No hables tanto!
  • A ti te gusta hablar bastante, dale.
  • ¿Estás bien?
  • ¿Qué tienes?
  • ¿Por qué eres así?
Cada vez que dicen algo así, pienso: "invéntate una mejor". Pero, obviamente no lo digo... y sólo sonrío levemente, como dando a entender que capté el chiste y que de hecho, es muy ingenioso.

Pienso que esto daría para hacer un blog exclusivo del tema, pero para no perder la costumbre, lo tomaré a la ligera.

Una vez me preocupé y decidí buscar el origen de todo el caos. Sucedió cuando mi madre me preguntó que si tenía un trauma. Pues bien... le eché cabeza muchos días, hasta que conseguí un hecho muy relevante y de verdad, un tanto traumante para una niña tímida de 6 años de edad.

[1er grado
.
Salón de clases.
Situación: Había obtenido el promedio más alto. Se me reconocía por una impecable disciplina, buen comportamiento y ese tipo de cosas.]

Maestra: (hablaba sin parar, hasta que con mucho énfasis, captó mi atención -Y LA DE TODOS-)... ¡Tienen que portarse bien!, ¡tienen que ser como Laura!

Acto seguido, absolutamente todo el salón (serían 20 niños más o menos), voltea a mirarme. Yo estaba sentada de última, en la fila del centro. Los 5 segundos de fama más desgraciados de toda mi vida.

A partir de ahí, adopté un comportamiento excesivamente "bueno". Tenía 6 años y no sabía qué mierda era la sociedad, pero me importaba la aceptación, el qué dirán y la pila de excremento que todo eso implica.

Pues eso, de alguna manera me aferro a la creencia de que mi supuesto trauma se debe a eso... que de ahí vinieron muchas más cosas. Cambié de colegio años después y no tuve un amigo en el otro, hasta después de 3 años de lucha y supervivencia desalentadora.


Por ahí viene lo de la psicóloga...

Ella: Cuéntame... ¿por qué estás aquí?
Yo: Porque no hablo.
Ella: JAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJA!!!


Vaya... no fue como pensé que sería. Asistí como 3 días a sus sesiones y la gente estaba contenta. Todavía no sé por qué. Y en realidad, tengo muy escasos recuerdos de esos días. Debe ser esa manía que tiene uno de desechar lo malo. Aunque ese pequeño diálogo lo tengo grabado a la perfección.

Y bueno... después de segundos de fama pésimos, psicólogos, frases trilladas y tediosas, separaciones de amigos, traiciones, experiencias deprimentes con la gente, litros de soledad, kilos de reflexión acerca del mundo... sigo siendo la misma, quizá más grande en tamaño, idiotez y antisocialidad... no sé. Ya no me interesa lo que digan acerca de mi silencio. Creo que puedo escribir millones de explicaciones, vivencias, sentimientos, percepciones, y jamás comprenderán el por qué... por eso, mejor me callo.

Alguien de mi familia dijo una vez: "Se habla sólo lo necesario". Y aunque ya lo había descubierto, apoyo su verdad. Al final, es mi chiste... y mi problema.





1 comentario:

Lorea dijo...

Hola!
La verdad es que me ha llegado muy adentro lo que has esrito, pero no tienes porque callarte, si los demas no aceptan como eres, lo que dices etc...pues no será que tienen que aprender a escuchar a los demás?, se tiene que hablar por obligación?, yo por ejemplo tengo fama de borde, pero es que no me gusta hablar por ejemplo con gente que no "me cae" aunque digan que voy a quedar como el culo sino saludo a fulanita ó fulanita de tal. La sociedad donde nos ha tocado vivir no acepta que todo el mundo es diferente, y caemos en el error de mandar al psicologo a gente que quizas no lo necesite, en vez de ir ellos.