1/12/07

Relato I


By LVI



Su vida se había ido por una alcantarilla. Así de simple. Como se va la carta cualquiera que nos desagradó y lanzamos a la calle para contaminar el mundo, mientras las corrientes de agua sucia la arrastran hacia su supuesto fin.

Sólo él y tal vez Dios, sabían cómo se sentía.

Un viernes al mediodía, decidió salir de su rutina de muerto viviente y resolvió caminar por calles poco transitadas. En aquel lugar donde vivía, esas calles, increíblemente, eran las más largas y kilométricas. Pero probablemente eran lo suficientemente interminables como para quedar huérfano de penas.

Sacó de algún bolsillo una caja vieja de cigarrillos y mientras el viento se lo permitía, encendió uno de los tres que le quedaban.
Inhaló fuerte e intensamente, con los ojos cerrados. “Como la última vez que intenté succionar su alma”, dijo para sí. Y aún sin abrir los ojos, exhaló una excesiva cantidad de humo, al tiempo que aparecía en su memoria la escena antes mencionada. Del día en que se atrevió a robarle un beso. Beso que ella correspondió, como quien no quiere la cosa.

¿Por qué buscamos factores que nos desgarren la vida cada vez que estamos deprimidos?

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PD. Tampoco sé qué es esto. Sólo comencé a escribirlo esta tarde, debido a Internet y sus fallas (y a una resaca maldita que todavía está presente). Intento llevar a cabo una idea que está bailando en mi mente desde hace días, y que aún no sé cómo terminará... o si lo hará.
Pero lo publico aquí, para sentirme de alguna manera, comprometida a finalizarlo.
Ojalá me cuenten qué les parece...
Tal vez de eso dependa la continuación. O de las elecciones.
Pronto lo sabremos. Espero...